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¿POR QUÉ CORRER? UNA HISTORIA PERSONAL SOBRE CÓMO EMPEZAR A HACER EJERCICIO…¡Y QUE TE CAMBIE LA VIDA!

Como toda actividad, correr no es para todo el mundo  . Pero es muy posible que si la probás, te pase como a mí: vas a encontrar una disciplina que da muchas satisfacciones, tanto físicas como mentales y sociales.  Seguramente escucharon que el ejercicio es medicina: yo estoy convencida de que es así.  Muchas veces a la mañana uno se despierta cansado, o con poco ánimo.  Hay momentos en que cuesta hacer el entrenamiento del día. Pero una vez que se termina,  uno se siente muy bien, cambia el humor, ¡uno se siento realizado! 

El running, además, es una actividad física que se puede comenzar en cualquier momento y en cualquier lugar. No requiere de equipos sofisticados, ni gimnasios y uno lo puede practicar en cualquier lugar donde vaya.

Hace un tiempo, me uní a un grupo de corredores y realmente disfruto correr en grupo, charlar, hacer nuevas amistades y compartir la pasión por el running. También incursioné en las primeras carreras y medias maratones y este grupo de corredores me acompaña en cada evento. ¡Es tan lindo recibir el aliento de los que no pudieron correr o de los que están corriendo con vos!

Mi papá me inculcó el amor por los deportes y el ejercicio. Desde chica me llevaba a correr, me enseñaba técnicas de respiración y de carrera  y me acompañaba a mis torneos de salto a caballo, destacando la importancia de hacer ejercicio siempre.  Él fue muy deportista, corrió duatlones, hacía atletismo e hizo actividad física hasta que su enfermedad terminal se lo permitió.  Su lema era “No hay excusas para no hacer ejercicio. No importa si llueve, hace frío o calor, la rutina se puede hacer igual.”

Cuando él era joven y salía a correr por los Bosques de Palermo, en Buenos Aires, la gente le gritaba desde los autos,  como si fuera alguien raro o estuviera haciendo una actividad extraordinaria.  Pero el running se convirtió en los últimos años en un deporte masivo y ahora vemos cientos de personas corriendo por la ciudad, la playa o el campo. Las maratones también se hicieron más populares y la gente empezó a correrlas en diferentes partes del mundo. Es una excelente oportunidad para conocer nuevos lugares, ya que el recorrido es de 42 kms. De todas las maratones, la de New York está entre las más  famosas, con 50000 personas que la corren y aproximadamente 2 millones de espectadores. 

Pero vuelvo a mi historia: cuando estaba en el colegio, pensaba que no tenía resistencia ni aguante para correr más de 1 km…Este es un claro ejemplo de cómo nuestra mente nos puede jugar en contra y cómo también nos atamos a nuestros prejuicios y preconceptos. 

A los 40 años, empecé a correr: primero sola, y después de unos años, en grupo. Empecé saliendo a caminar, pero como me aburría decidí correr unos minutos y caminar el resto. Así empecé a correr 15 minutos y caminar 45, después 20 minutos, después media hora… hasta que finalmente logré correr una hora sin caminar. 

Escuchaba música al correr y disfrutaba de estos momentos sola, ¡era mi tiempo! Esta rutina me daba mucho placer y me sentía realizada, habiendo superado mi preconcepto sobre la inhabilidad de correr distancias largas. Era mi cable a tierra, mi momento, en el que generalmente repasaba las actividades diarias, los proyectos, las propuestas.. . y muchas veces llegaba a casa llena de ideas y con mucha energía.

Cuando me diagnosticaron celiaquía me sentía realmente muy mal y sin fuerzas pero no dejé de correr: no quería dejar de lado mi actividad preferida.  En Nordelta, Buenos Aires, participé de mi primera carrera de 3 kms. con mis dos hijos varones. Fue muy lindo compartir mi pasión por el running con ellos.

Al mudarnos a Punta del Este, Uruguay, me uní al  grupo de corredores y si bien dudé al principio porque disfrutaba mucho de mi tiempo en soledad, opté por probar esta experiencia diferente y empezar a correr con un objetivo y un entrenamiento pautado con un profesor. Empecé a notar mejoras en mi estilo, tiempos y velocidades. También empecé a ir a algunas carreras locales en grupo. Sentí la adrenalina de la largada, disfruté de los recorridos al lado del mar y obviamente de ¡mis logros!

A los 45 años, corrí mi primera media maratón: 21 km, en Punta del Este. El famoso “murito” del cual hablan los medio maratonistas lo sentí en el km. 17: me empezaron a pesar las piernas, me dolía todo y estaba cansada.  Es acá donde la cabeza te puede jugar una mala pasada.  Bajé un poco la velocidad y seguí sin pensar en tiempo, ni kilómetros, simplemente escuchando música.  ¡Llegué a la meta cansada y dolorida, pero feliz…y 4ta en mi categoría!

Hoy mi meta es la famosa maratón de New York. Correr 42 kms. es toda una hazaña, que requiere de un entrenamiento riguroso y hecho a conciencia.  Además del entrenamiento específico, me asesoro con un nutricionista deportivo y hago clases de gimnasia de alta intensidad y stretching. Mi camino, que empezó de a poquito corriendo sola en una playa, hoy me lleva a un gran objetivo: ser maratonista.

¿Qué aprendí a través de estas experiencias?

·  Primero y principal: ¡hay que dejar de lado nuestros preconceptos!

·  Nada es imposible si uno se lo propone.

·  Es muy gratificante disfrutar de una actividad física, ya sea solo o en grupo. Cada opción tiene sus beneficios, lo importante es entender qué es lo que necesitamos en cada etapa de nuestra vida.

·  La perseverancia y el esfuerzo dan sus frutos. Como todo en la vida, se necesita compromiso para lograr nuestras metas.